La alergia a legumbres es una reacción ante las proteínas de las legumbres con intervención del sistema inmune.
Entendemos por legumbres o leguminosas, las plantas en las cuales sus frutos están encerrados en vainas.
En la dieta española, las legumbres son un alimento muy usado. Por esta razón, la alergia a legumbres ocupa la quinta posición de alergias alimenticias en niños (7ª en adultos). Es más frecuente en la infancia que en la edad adulta y más en niños que en niñas.
Las especies que más reacciones provocan en España son : lenteja, guisante, cacahuete*, soja y altramuz. Las que menos: judía verde, blanca o pinta.
El cacahuete pertenece a este grupo. Por su alto contenido en aceite, hace que también sea considerado como un fruto seco. Además, provoca reacciones alérgicas muy similares a las que provocan los frutos secos.
Los síntomas no difieren de cualquier otra alergia alimenticia. Observamos
En muchos casos, la carga alergénica de las legumbres aumentan con el cocinado
Una característica de esta alergia es que, las reacciones dependerán de si las legumbres son frescas o secas.
En muchos alimentos vegetales, el calor suele modificar la estructura de las proteínas, disminuyendo así la capacidad alergenica de los mismos. Esto no sucede en las legumbres. En este caso, el calor aumenta la carga alergenica
El único tratamiento preventivo es seguir una dieta exenta del alérgeno en cuestión. En esta alergia es importante destacar que sería conveniente evitar la exposición a los vapores de cocción.
Aunque lo más normal sea consumir la legumbre como tal, hay que tener en cuenta que las podemos encontrar como espesantes y estabilizantes en las industrias alimenticia, textil y farmacéurica. De ahí que insistamos en leer con detenimiento las etiquetas de los productos que vayamos a consumir.
Algunos elementos que se deberían evitar:
Si aún tomando las precauciones anteriores se sufre de una reacción anafiláctica, es necesario recurrir al inyectable de adrenalina.
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