La palabra alergia significa «reacción diferente«. Cuando utilizamos el término alergia nos referimos a una reacción de defensa del organismo frente a elementos externos que entran en nuestro cuerpo y que son reconocidos como «extraños» por nuestro sistema inmune.
La forma de entrada a nuestro organismo puede ser variada: por el aparato digestivo (alimentos, medicamentos); por el aparato respiratorio (inhalación); y por la piel, ya sea por contacto o atravesando la misma (inyecciones, picaduras).
El problema surge cuando la manera de neutralizar esos «elementos extraños» está alterada: se lleva a cabo mediante mecanismos que actúan de forma dañina contra nuestro propio organismo. De esta manera, se producen los síntomas característicos de la alergia.
En definitiva, una persona padecerá alergia cuando su sistema inmune reaccione de una forma alterada (causando daño al propio organismo) ante la ingestión, contacto o inhalación a un alimento, a un componente/ingrediente o, incluso, a una traza de un alimento que ha sido considerado como «extraño».
Los alimentos necesarios para la vida están formados por una serie de componentes: hidratos de carbono y azúcares, lípidos o grasas, y proteínas.
Cuando comemos, nuestro sistema digestivo tiene como misión desintegrar los anteriores componentes para que puedan ser asimilados. es un proceso que, en sí, no ha de conllevar ninguna molestia. Pero, sin embargo, a veces mostramos síntomas dañinos tras la ingesta de los alimentos. Esto se conoce como «reacciones adversas frente a alimentos«
Estas reacciones pueden ser de varios tipos, entre los cuales nos encontramos las alergias alimenticias. Pero para hablar de verdaderas alergia a alimentos, han de darse 2 condiciones:
Sobre el autor