Cuando hablamos de alergia al huevo, nos estamos refiriendo a la reacción que presenta nuestro organismo ante las proteínas del huevo (con intervención del sistema inmune). También pueden aparecer síntomas por contacto y contaminación cruzada.
El huevo es la causa más frecuente de alergias alimenticias en niños. Aparece antes de los 2 años y suele desaparecer durante los primeros 6 años.
El huevo consta de dos parte: clara y yema.
La clara es la que más cantidad de proteínas tiene. Por esa razón, lo más frecuente es presentar alergia sólo a proteínas de la clara:
Es menos frecuente presentar alergia sólo a proteínas de la yema:
En el término medio, nos encontramos con que, la alergia al huevo, se da tanto ante proteínas de la clara como de la yema.
En un principio, las personas con alergia al huevo, pueden comer pollo o gallina (también otras aves). Si la alergia es a la yema, tal vez puedan presentar algún tipo de problema.
Es difícil separar clara y yema sin que se mezclen, por lo cual ha de evitarse el huevo entero. Existe, además, reactividad cruzada entre proteínas de clara y yema, y entre huevos de distintas aves.
Hay componentes que crean dudas. Si éstos fuesen puros, no habría problema. Sin embargo, en el proceso de separación pueden arrastrar proteínas, así que es mejor evitarlos:
Aunque no es frecuente, pueden existir alergias no mediadas por IgE (llamadas también intolerancias alimenticias). Suelen pasar inadvertidas y se debería estudiar en cuadros de diarreas crónicas sin causas demostradas.
Para entender la relación existente entre alimentacion y salud es necesario hablar de dos conceptos claves. Aunque parezcan una misma cosa, hay un matiz que los distingue:
Hemos visto que la alimentación nos aporta una serie de nutrientes, sin los cuales nuestro organismo no podría funcionar correctamente.
Por lo tanto, todos los alimentos que comemos, influyen en nuestra salud. De esta manera, la alimentación, podrá hacernos sentirnos más sanos o, incluso, hacernos enfermar.
Viendo así que la alimentación puede favorecer nuestra salud, debemos ser responsables con los alimentos que vamos a consumir. Mantener una buena alimentacion, repercute en nuestra salud.
Diferenciar vegetariano y vegano es centrarse en el terreno alimenticio sobre todo. Son dos posturas que parten del respeto a la vida de los animales (animalistas), pero con sutiles diferencias.
De una manera sencilla:
Vegetariano es quien “rechaza parcialmente el consumo de productos derivados de los animales”
Vegano se refiere a quien “rechaza por completo el consumo de productos derivados de animales”
Ahora bien, hay que matizar esas definiciones para no quedarnos en la superficie.
Actualmente, ha aparecido otro término con mucha fuerza relacionado con la alimentación vegana: Crudiveganismo: hace alusión al consumo de alimentos veganos en su estado natural, en crudo.
El cancer que con más rapidez está aumentando en todos los grupos de edad es el cancer de piel.
El sol nos ofrece beneficios para nuestra salud. Nos aporta vitamina D que es necesaria para mantenernos saludables y mejora nuestro estado de ánimo. Hay que tener en cuenta que, con una exposición de 15 minutos al día, es suficiente para recibir la cantidad diaria recomendada de vitamina D.
Con exposiciones largas, el sol puede hacernos daño a corto y largo plazo. A corto plazo, podemos arriesgarnos a sufrir quemaduras, fotodermatitis, manchas, fotoinmunosupresión (herpes labialis) o fotosensibilidad. A largo plazo, el exceso de sol se va registrando en la piel y acelera el envejecimiento de la piel y puede provocar cáncer.
Los responsables de todo esto son los rayos ultravioletas (UV):
Por todo ello, es imprescindible tomar precauciones:
Si lo que queremos es lucir un aspecto bronceado, hay una gran variedad de bronceadores sin sol (cremas autobronceadoras, aerosoles o pastillas). Siempre con cuidado para no presentar un color anaranjado en nuestra piel.
Antes de precisar como reconocer cosmeticos naturales, ¿sabemos a qué nos referimos cuando hablamos de cosméticos?
Un cosmético es aquel producto cuya aplicación es superficial sobre alguna parte del cuerpo y cuya finalidad es mejorar el aspecto
La función, por tanto, de un cosmético es puramente estética (no curativa) y el uso de un cosmético, es externo.
La naturaleza pone a nuestra disposición una ingente cantidad de productos para elaborar cosméticos. Cuando la base de los cosméticos son los vegetales, podemos estar hablando de cosmeticos naturales.
Actualmente hay un exceso en el uso del término “natural”. Para estar seguros de que un cosmético realmente contiene ingredientes naturales, es imprescindible leer su INCI (nombre internacional de los ingredientes cosméticos). Debemos saber que el listado de ingredientes van ordenados de mayor a menos cantidad. Por ejemplo, si destaca la presencia de “aceite de oliva” y este ingrediente aparece de los últimos en el listado, realmente la presencia de dicho ingrediente es inapreciable.
Contamos con una serie de organismos, en distintos países, que pueden certificar si un cosmético es natural (incluso si es ecológico). Entre ellos podemos citar: Soil Association en Inglaterra, BDIH en Alemania o Ecocert en Francia. Según el organismo se establecen una serie de principios a cumplir por los cosméticos naturales
Debido a todos estos aspectos, son productos cuya apariencia, color u olor, son muy distintos a los que estamos acostumbrados de la cosmética convencional.
Cuando alguna persona es alérgica a determinado alimento, su sistema inmunitario reacciona de una manera exagerada ante las proteínas de ese alimento. Con la alergia a la leche no es distinto, aunque lo correcto sería decir alergia a las proteínas de vacuno (PV).
Los componentes principales de la leche son:
Se puede ser alérgico a una o varias de las anteriores proteínas. De ello dependerá que reaccionemos sólo ante la leche y derivados o, también, a la carne de vacuno.
Hay que señalar que, ante la similitud en las proteínas con otras leches (cabra, oveja), éstas leches pueden dar también reacciones alérgicas
La alergia a la leche es una reacción adversa que sucede ante las proteínas presentes en ese alimento con mediación del sistema inmunitario
Por lo tanto, si somos alérgicos, nuestro organismo tomará por “cuerpos extraños” estas proteínas. El sistema inmune actuará de una manera desmesurada para “deshacerse” de ellas.Para ello libera unas sustancias (histamina) que dará lugar a los diferentes síntomas. Como en la mayoría de las alergias alimenticias, la respuesta será casi inmediata.
La persona alérgica presentará síntomas ante la ingesta de leche, derivados lácteos y alimentos preparados que lleven leche. En determinados casos, se podrían presentas síntomas también ante la ingesta de carne de vaca, buey, toro y ternera. Incluso, los síntomas se pueden dar antes contacto o indirectamente a través de otras personas.
Cada vez es más frecuente observar que determinados alimentos producen reacciones adversas. Estas reacciones pueden ser de dos tipos: alergia e intolerancia alimenticia.
Aunque alergias e intolerancias tienen algunos síntomas similares, son procesos distintos. Por ello, es necesario consultar al especialista para obtener un diagnóstico adecuado
De una manera sencilla podríamos definirla como “reacción adversa de nuestro organismo frente a alimentos que no son digeridos, metabolizados o asimilados completa o parcialmente”. Se deben, fundamentalmente, a la ausencia de los elementos necesarios encargados de la correcta digestión del alimento que nos la causa. Y, como aspecto importante, “no interviene el sistema inmune”.
Podemos establecer dos grandes grupos atendiendo a su origen:
Pero podemos hacer una clasificación más exhaustiva si nos centramos en cómo y qué la produce:
a) Metabólicas y/o enzimáticas. En este caso, un déficit enzimático o metabólico, imposibilita la correcta asimilación de determinadas sustancias de los alimentos. Existen pruebas específicas para su diagnóstico. Algunos ejemplos de las mismas serían:
b) Indeterminadas. Se producen por una mala asimilación del alimento independientemente del estado de la persona (se deben al alimento en sí y no al estado de la persona). Su diagnóstico es complejo ya que no siempre se producen al consumir el alimento en cuestión. Es un tipo de intolerancia alimenticia que no es de por vida, puede ser transitoria. Nos referimos a la enorme exposición actual a aditivos y contaminantes presentes en productos, sobre todo, procesados: conservantes, sulfitos, benzoatos, antioxidantes, colorantes…
c) Farmacológicas. Son reacciones a sustancias presentes en ciertos alimentos (vino, chocolate, fermentos…). Sustancias tales como las aminas vasoactivas (por ejemplo, histamina) y las metilxantinas (por ejemplo, cafeína).
La palabra alergia significa “reacción diferente“. Cuando utilizamos el término alergia nos referimos a una reacción de defensa del organismo frente a elementos externos que entran en nuestro cuerpo y que son reconocidos como “extraños” por nuestro sistema inmune.
La forma de entrada a nuestro organismo puede ser variada: por el aparato digestivo (alimentos, medicamentos); por el aparato respiratorio (inhalación); y por la piel, ya sea por contacto o atravesando la misma (inyecciones, picaduras).
El problema surge cuando la manera de neutralizar esos “elementos extraños” está alterada: se lleva a cabo mediante mecanismos que actúan de forma dañina contra nuestro propio organismo. De esta manera, se producen los síntomas característicos de la alergia.
En definitiva, una persona padecerá alergia cuando su sistema inmune reaccione de una forma alterada (causando daño al propio organismo) ante la ingestión, contacto o inhalación a un alimento, a un componente/ingrediente o, incluso, a una traza de un alimento que ha sido considerado como “extraño”.
Los alimentos necesarios para la vida están formados por una serie de componentes: hidratos de carbono y azúcares, lípidos o grasas, y proteínas.
Cuando comemos, nuestro sistema digestivo tiene como misión desintegrar los anteriores componentes para que puedan ser asimilados. es un proceso que, en sí, no ha de conllevar ninguna molestia. Pero, sin embargo, a veces mostramos síntomas dañinos tras la ingesta de los alimentos. Esto se conoce como “reacciones adversas frente a alimentos“
Estas reacciones pueden ser de varios tipos, entre los cuales nos encontramos las alergias alimenticias. Pero para hablar de verdaderas alergia a alimentos, han de darse 2 condiciones:
Los síntomas de la enfermedad celiaca son muy heterogéneos entre los pacientes que la padecen. Pueden afectar al sistema digestivo o a otras partes del cuerpo, incluyendo alteraciones del carácter (irritabilidad, depresión…). Incluso hay personas que, siendo celiacas, son completamente asintomáticas.
Entonces, ¿cómo saber si soy celiaco?
Podríamos enumerar una serie de síntomas clásicos relacionados con la absorción reducida de nutrientes tales como: diarrea, distensión abdominal, pérdida de peso, pérdida de apetito, fatiga, nauseas, vómitos, pérdida de masa muscular, retraso en el crecimiento, dolores abdominales, meteorismo, anemia por déficit de hierro resistente al tratamiento, irritabilidad…
Pero también se pueden considerar otra serie de síntomas que abarcan: migrañas, síndrome de fatiga, dolor de articulaciones, osteoporosis prematura, infertilidad, depresión…
Pero, ¿influye la edad a la hora de destacar unos síntomas sobre otros?
El gluten no se suele introducir en la dieta hasta aproximadamente los 6 meses de edad (introducción de cereales en papillas y biberones). Por lo tanto, la aparición de los primeros síntomas dependerá del momento de la inclusión del gluten en la dieta.
A partir de esta introducción, los síntomas más frecuentes son: delgadez, retraso en el crecimiento, estancamiento ponderal, episodios de diarrea o estreñimiento muy acusados, distensión abdominal, vómitos, falta de apetito, malas digestiones, heces descompuestas, laxitud e irritabilidad. A veces, también aparecen bronquitis de repetición y sarpullidos en la piel.
En la mayoría de las ocasiones suele ser una etapa asintomática. Los síntomas digestivos pueden no aparecer, pero sí puede presentarse una anemia ferropénica que resiste al tratamiento. Otros síntomas podrían ser: estreñimiento, retraso de la talla, cansancio…
En el caso de las mujeres, aparecen desórdenes menstruales (menarquías tardías, sangrado copioso…). Estos desórdenes pueden ser usados para explicar la anemia anteriormente citada, retrasándose así un posible diagnóstico de celiaquia.
En esta etapa puede cursar con manifestaciones digestivas clásicas: diarreas graves, dolor de estómago, vómitos, pérdida de peso, estreñimiento, reflujo…
Pero lo más frecuente es que se consulte al médico por síntomas tales como: anemia ferropénica refractaria, dispepsia, hinchazón, intestino irritable, dolores óseos y articulares, osteoporosis, parestesias, deficiencia de B12 y ácido fólico, cefaleas, ansiedad y depresión, abortos e infertilidad en las mujeres…
Ante cualquier sospecha, ya sea por antecedentes familiares o por sintomatología, es necesario proceder al diagnóstico.
Se precisa un examen clínico y una analítica en sangre, que incluya los marcadores serológicos de enfermedad celiaca (tTG, EMA y DGP). Aquí también se puede incluir la prueba para los HLA DQ2/DQ8 que confirmen la predisposición genética.
Sin embargo, las diferentes formas clínicas de la enfermedad, hacen que esto no baste para un diagnóstico clínico certero. Para confirmar con certeza la enfermedad celiaca, es imprescindible una biopsia intestinal que determine si el intestino delgado está o no dañado (para esta prueba es imprescindible no retirar el gluten de la dieta).
Tras la confirmación del diagnóstico, el único tratamiento consiste en una dieta estricta sin gluten durante toda la vida. La mejoría puede tardar meses y se comprobará en los niveles normales en sangre para anticuerpos y en la recuperación de los daños del intestino delgado.