No es frecuente padecer intolerancia a la sacarosa. Sin embargo, esta intolerancia existe y puede dar lugar a diversos trastornos digestivos. Por lo tanto, se hará necesario tener cuidado con la dieta a seguir.
Cuando hablamos de sacarosa nos estamos refiriendo al azúcar común, azúcar blanquilla o azúcar de mesa. Químicamente hablando, es un disacárido formado por 2 monosacáridos: glucosa y fructosa.
Este edulcorante es el más usado para dar dulzor a los alimentos. Es un azúcar de rápida absorción. Se obtiene principalmente de la caña de azúcar, de la remolacha azucarera o del maíz.
Su metabolización se lleva a cabo por la acción de las enzimas sacarasa-isomaltasa en el intestino delgado.
Esta intolerancia es una enfermedad poco conocida e infrecuente. Se debe a un déficit y/o ausencia de la enzima sacarasa. Por lo tanto, las personas que la padecen son incapaces de metabolizar la sacarosa. Esta incapacidad ocasiona problemas intestinales serios.
Hay que incidir que no tiene nada que ver con las alergias alimentarias. Es una patología digestiva.
Dependiendo de la cantidad de enzima o de su ausencia total, existen variaciones entre la cantidad de sacarosa que se puede consumir sin que produzca sintomatología (distintos umbrales de tolerancia).
No es infrecuente que la intolerancia a la sacarosa vaya asociada a otros déficits enzimáticos. Entre ellos el que dan lugar a la intolerancia a la lactosa o el que ocasiona intolerancia a la fructosa. También es frecuente que se asocie al Déficit Congénito de Sacarasa (intolerancia a la isomaltasa).
El origen de esta intolerancia es genético. Es una enfermedad autosómica recesiva debida a la mutación del gen que codifica la enzima sucrasa-isomaltasa (locus 3q25-q26). Debido a esto, esta intolerancia está presente desde el nacimiento. Pero no será sintomática hasta la introducción de la sacarosa en la dieta (fórmulas infantiles con adicción de azúcar).
Su detección es complicada debido a que comparte síntomas con otras enfermedades: celiaquía, intolerancia a la lactosa, síndrome de intestino irritable, enfermedad de Crohn…
En este sentido, a día de hoy, existen tecnologías que nos permiten su diagnóstico: biopsia del tejido del intestino, test de hidrógeno expirado, exámenes genéticos…
El cuadro sintomatológico es típicamente gástrico o intestinal. Los síntomas suelen aparece entre 20-30 minutos tras la ingestión de sacarosa. En caso de no ser tratados, esa sintomatología puede cronificarse y puede afectar al estado nutricional.
Entre los síntomas que podemos observar:
Aunque no se padezca intolerancia a la sacarosa, su consumo en exceso y a lo largo del tiempo, puede dar lugar a otras enfermedades: diabetes, caries dental, obesidad
Gracias por esta información. Muy valiosa y realmente útil
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