Como cualquier otra intolerancia, la intolerancia al sorbitol supone una respuesta (no mediada por el sistema inmune) ante la ingesta de este componente.
Este componente es un polialcohol (azúcar alcohólico) utilizado como edulcorante y también como aditivo (E-420) en la industria alimenticia y farmacéutica. De forma natural puede hallarse en las algas rojas y en frutas (sobre todo de la familia rosaceae: pera, manzana, ciruela, melocotón y albaricoque). De forma industrial, puede obtenerse mediante la modificación química de la glucosa.
Está muy relacionado con la intolerancia a la fructosa. Su ingestión conjunta dificulta la absorción de los azúcares. Además, la metabolización del sorbitol en el hígado, puede generar fructosa.
Las pruebas para determinar esta intolerancia, son las mismas que las que se realizan en el caso de la intolerancia a la fructosa:
Los síntomas pueden ocurrir, desde los 30 minutos hasta 3-4 horas, tras la ingesta de alimentos con sorbitol.
Son muy parecidos a los de la intolerancia a la fructosa: vómitos, gases, dolor y distensión intestinal y, sobre todo, diarrea.
No suele dar lugar a situaciones de desnutrición. Sin embargo, en casos de alto grado de intolerancia en niños, puede influir en su desarrollo y crecimiento.
Lo fundamental es seguir una dieta exenta de sorbitol o reducirlo al máximo posible. Para ello es imprescindible leer las etiquetas de los alimentos.
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