La enfermedad celiaca puede considerarse una de las intolerancias más extendidas en todo el mundo. Las distintas manifestaciones de enfermedad celiaca, hace que muchas personas estén sin diagnosticar.
El tiempo que transcurre desde que aparecen los primeros síntomas hasta su diagnóstico puede dilatarse en el tiempo. De ahí que se calcule que un 75% de pacientes están sin diagnosticar. Aunque su diagnóstico puede hacerse a cualquier edad, se observa que suele suceder en la edad adulta.
La enfermedad celiaca es una «enfermedad sistémica autoinmune crónica provocada por el gluten y prolaminas relacionadas, en individuos susceptibles»
El gluten es una proteína que se encuentra en el trigo, el centeno y la cebada. Esta proteína produce daños en el intestino delgado cada vez que se ingiere, provocando, a su vez, déficits en la absorción de nutrientes y otros problemas de salud relacionados.
Para desarrollar la enfermedad es necesario heredar la predisposición genética. Pero además hay que estar expuesto a una dieta con gluten y que la enfermedad se active. Entre los factores activadores podemos citar: estrés, trauma y posibles infecciones virales.
El carácter genético conlleva que, aproximadamente el 10% de los parientes en primer grado de la persona celiaca, puedan desarrollar la enfermedad celiaca en algún momento de su vida.
El punto de partida para su diagnóstico son los análisis de sangre. Se recomienda la prueba para HLA DQ2 y DQ8, para determinar la predisposición genética. Tras el positivo en serología, la prueba definitiva sería la biopsia de intestino delgado.
El único tratamiento eficaz es una dieta exenta de gluten durante toda la vida.
Las manifestaciones clínicas de la enfermedad celiaca pueden ser muy diversas. Esto ha permitido establecer diferentes tipos de la enfermedad:
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