Durante el verano son muy frecuentes las picaduras de insectos. La población infantil es la más afectada.
Tipos de picaduras
No todas las picaduras de insectos provocan las mismas reacciones. Sólo algunas pueden llegar a producir reacciones alérgicas alarmantes.
Las picaduras de insectos más frecuentes son los mosquitos y las más peligrosas las de los himenópteros (avispas, abejas y hormigas).
Insectos hematófagos
Se alimentan de la sangre. Hablamos de mordeduras no venenosas, más que de picaduras.
Suelen dar lugar a reacciones no alérgicas con síntomas locales tales como: inflamación local, picor y/o dolor. Para tratarlas bastaría con la aplicación de frio y pomada que calme el picor y dolor. El médico, además, podría prescribir algún antihistamínico o antiinflamatorio.
Muy rara vez pueden ocasionar una reacción alérgica a la saliva y a las sustancias anticoagulantes que inyectan.
Dentro de este grupo situaríamos a los insectos dípteros (mosquitos, moscas y tábanos)
Picaduras de himenópteros (avispas, abejas, hormigas)
Al picar, inyectan sustancias tóxicas como mecanismo de defensa.
Estas picaduras son las más peligrosas. Son la causa más frecuente de alergia a picaduras de insectos.
Por un lado, producirán reacciones locales normales (no alérgicas): enrojecimiento, hinchazón y dolor.
Por otro lado, en algunas personas pueden desencadenar una reacción sistémica. Reacción que aparecerá en unos 20-30 minutos tras la picadura. Esto es, sintomatología diversa es puntos y órganos distintos al de la picadura. Puede incluso desencadenar en anafilaxia, poniendo en serio riesgo nuestra vida.
Otros insectos
Pueden producirse reacciones de hipersensibilidad ante otros insectos tales como pulgas, orugas (procesionaria del pino) y arañas
Alergia a las picaduras de insectos
Las reacciones alérgicas a las picaduras de insectos pueden ser locales (afectan a una zona concreta) o sistémica (afecta a varios órganos vitales con riesgo de anafilaxia)
Esta alergia, como todas, se adquiere con el tiempo. Es decir, no aparecerá con la primera picadura.
Será necesario su diagnóstico en el área de alergología. Suele centrarse en abejas y avispas.
Los síntomas que podemos encontrarnos:
– Inflamación o hinchazón
– Picor y/o dolor
– Urticaria por todo el cuerpo
– Fiebre
– Lagrimeo en ojos
– Mucosidad nasal
– Dificultad para respirar o tragar
– Pitidos sibilantes en el pecho
– Mareo
– Bajada de tensión sanguínea
– Pérdida de conocimiento
Tratamiento y prevención
Lo fundamental es evitar la picadura. Si ésta no se ha podido evitar, hay que acudir a urgencias. Es preciso llevar siempre consigo adrenalina o epinefrina autoinyectable.
En caso de picadura de abeja, es imprescindible extraer el aguijón que se habrá quedado clavado.
A largo plazo, la alergia a picaduras de abeja o avispa es la inmunoterapia o vacuna. Es muy eficaz consiguiendo tolerancia frente al veneno del insecto en un tiempo de 3-5 años.
Entre las medidas que podemos observar para prevenir las picaduras, podemos citar:
– No acercarse a panales de abejas o nidos de avispas
– Vestir con colores claros que cubran la mayor parte de nuestro cuerpo en zonas de campo
– Actuar con tranquilidad ante la presencia de estos insectos. No espantarlos con aspavientos
– Utilizar repelentes
– Evitar andar descalzos en jardines o en la piscina
– No usar perfumes o lacas
– Colocar mosquiteras en puertas y ventanas y utilizar insecticidas en casa
– No viajar en coche con las ventanillas bajadas
– Tapar bien los cubos de basura
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