La malabsorcion a la fructosa es un tipo de intolerancia muy similar a la intolerancia a la lactosa. Esta intolerancia está más extendida de lo que podamos pensar. Muchos estudios calculan que puede afectar a entre un 40-60% de la población.
Esta situación es provocada porque las células intestinales no son capaces de absorber, total o parcialmente, la fructosa
La fructosa ha de ser absorbida en el intestino delgado por diferentes mecanismos. Para ello es necesaria una enzima transportadora específica. Si se produce una alteración de este mecanismo transportador, la fructosa no puede ser absorbida. Por lo tanto, este tipo de azúcar sigue su camino hasta el intestino grueso.
Ya en el intestino grueso, la fructosa es fermentada por las bacterias intestinales dando lugar a los diferentes síntomas de esta intolerancia.
Como en otras intolerancias a carbohidratos, pequeñas cantidades pueden no presentar sintomatología. También hay que considerar que el umbral para presentar síntomas es muy variable entre las personas afectadas. Otros factores a tener en cuenta, son las enfermedades asociadas y el grado de de intolerancia que se padezca.
La aparición de la sintomatología puede variar entre los 30 minutos y las 3-4 horas tras la ingesta de alimentos con fructosa.
Los síntomas son muy molestos, pero no tan graves como en la IHF. Entre ellos podemos destacar: distensión y dolor abdominal, diarrea o estreñimiento, ruidos intestinales, hinchazón, gases, vómitos y dolor de cabeza.
Existen varias pruebas para diagnosticar la malabsorcion a la fructosa:
Supone una dieta restringida en fructosa (a veces también en sorbitol). La restricción estará determinada por el grado de intolerancia (parcial o total), siendo más restrictiva a medida que el grado es más severo.
El hecho de ser alérgico al huevo conlleva seguir una dieta sin huevo. ¿Cómo se trata esta alergia?¿Qué caracteriza la dieta exenta de huevo?¿Qué términos me indican que un producto puede llevar huevo en una etiqueta?
Actualmente, el único tratamiento preventivo para las reacciones ante la ingesta de huevo, es seguir una dieta sin huevo (exenta de huevos y derivados de los mismos).
Si, a pesar de seguir la dieta exenta de huevo, se presentase alguna reacción, lo fundamental es tratar los síntomas. Utilizaremos antihistamínicos , broncodilatadores y adrenalina (en caso de anafilaxia).
En los últimos años, en la alergia al huevo, se está comenzando a utilizar la desensibilización.
El huevo se presenta en multitud de productos: productos de pastelería, pan, pastas, fiambres, patés, helados, salsas… Incluso en algunos cereales de desayuno, cafés cremosos y vinos o cervezas aclarados con clara de huevo.
Una dieta exenta de huevo supone evitar la ingesta del mismo en cualquiera de sus formas:
Es preciso leer bien las etiquetas de los productos y reconocer los distintos términos bajo los que pueda aparecer:
¡Presta atención a jabones y medicamentos también!
Es preciso leer las etiquetas de los productos cosméticos (jabones, geles, champús) y de los medicamentos para evitar sustos innecesarios
Son muchos los estudios que analizan la alimentacion preventiva de determinadas enfermedades, es decir, que investigan sobre el carácter preventivo de nuestra alimentación sobre la aparición de enfermedades.
1.- Por un lado tenemos una serie de estudios centrados en las enfermedades crónicas.
Enfermedades crónicas: aquellas de larga duración y progresión lenta (diabetes, enfermedades cardiacas, enfermedades respiratorias o cáncer)
Estos estudios son unánimes a la hora de afirmar que estas enfermedades están muy relacionadas con el estilo de vida y, por consiguiente, con la alimentación.
2.- Por otro lado, tenemos los estudios que se centran en la influencia de la nutrición sobre el buen funcionamiento del sistema inmune. Desde este contexto, se afirma que:
«Una malnutrición, tanto por defecto (alimentación pobre en vitaminas o minerales), como por exceso (abuso de calorías, azúcares o grasas saturadas), influye en el buen funcionamiento del sistema inmune»
A pesar de ser productos naturales, las frutas y verduras también producen reacciones alérgicas. La alergia a frutas y verduras son reacciones adversas a las proteínas de las mismas con intervención del sistema inmune.
Estas proteínas son resistentes al cocinado o procesado. De ahí que podemos tener síntomas al ingerir productos que las contengan: yogures, zumos, mermeladas…
Podemos encontrar frutas y verduras ocultas en alimentos tales como:
Los síntomas suelen aparecer de manera inmediata, en el transcurso de la primera hora tras su ingesta.
Los síntomas más frecuentes son los orofaríngeos:
Sin embargo, no se puede descartar que se puedan desarrollas reacciones más graves, incluso anafilaxia. En estos casos extremos es necesario utilizar el inyector de adrenalina.
El mayor porcentajes de reacciones alérgicas son producidas por las frutas rosáceas (manzanas, albaricoque, nectareina, fresa…).
En cuanto a las frutas y verduras que más alergias provocan, podemos citar: melocotón, kiwi, fresa, melón, tomate, plátano, aguacate, manzana, cereza, uva, albaricoque, pera, higo y papaya.
Una vez que se ha diagnosticado la alergia a frutas y verduras, como en cualquier otra alergia alimenticia, lo más indicado para la prevención es evitar incluir en nuestra dieta dichos elementos.
Podemos seguir una serie de consejos tales como:
– Pelar la fruta. Algunos alérgenos se encuentran en la piel de frutas y verduras.
– Tener en cuenta las reacciones cruzadas (con otras frutas y verduras, polen, latex)
– Algunas vacunas para alergias a determinados pólenes pueden mejorar la alergia a determinadas frutas
– Ya existe la primera vacuna sublingual para la alergia al melocotón
Cuando hablamos de alergia al huevo, nos estamos refiriendo a la reacción que presenta nuestro organismo ante las proteínas del huevo (con intervención del sistema inmune). También pueden aparecer síntomas por contacto y contaminación cruzada.
El huevo es la causa más frecuente de alergias alimenticias en niños. Aparece antes de los 2 años y suele desaparecer durante los primeros 6 años.
El huevo consta de dos parte: clara y yema.
La clara es la que más cantidad de proteínas tiene. Por esa razón, lo más frecuente es presentar alergia sólo a proteínas de la clara:
Es menos frecuente presentar alergia sólo a proteínas de la yema:
En el término medio, nos encontramos con que, la alergia al huevo, se da tanto ante proteínas de la clara como de la yema.
En un principio, las personas con alergia al huevo, pueden comer pollo o gallina (también otras aves). Si la alergia es a la yema, tal vez puedan presentar algún tipo de problema.
Es difícil separar clara y yema sin que se mezclen, por lo cual ha de evitarse el huevo entero. Existe, además, reactividad cruzada entre proteínas de clara y yema, y entre huevos de distintas aves.
Hay componentes que crean dudas. Si éstos fuesen puros, no habría problema. Sin embargo, en el proceso de separación pueden arrastrar proteínas, así que es mejor evitarlos:
Aunque no es frecuente, pueden existir alergias no mediadas por IgE (llamadas también intolerancias alimenticias). Suelen pasar inadvertidas y se debería estudiar en cuadros de diarreas crónicas sin causas demostradas.
El cancer que con más rapidez está aumentando en todos los grupos de edad es el cancer de piel.
El sol nos ofrece beneficios para nuestra salud. Nos aporta vitamina D que es necesaria para mantenernos saludables y mejora nuestro estado de ánimo. Hay que tener en cuenta que, con una exposición de 15 minutos al día, es suficiente para recibir la cantidad diaria recomendada de vitamina D.
Con exposiciones largas, el sol puede hacernos daño a corto y largo plazo. A corto plazo, podemos arriesgarnos a sufrir quemaduras, fotodermatitis, manchas, fotoinmunosupresión (herpes labialis) o fotosensibilidad. A largo plazo, el exceso de sol se va registrando en la piel y acelera el envejecimiento de la piel y puede provocar cáncer.
Los responsables de todo esto son los rayos ultravioletas (UV):
Por todo ello, es imprescindible tomar precauciones:
Si lo que queremos es lucir un aspecto bronceado, hay una gran variedad de bronceadores sin sol (cremas autobronceadoras, aerosoles o pastillas). Siempre con cuidado para no presentar un color anaranjado en nuestra piel.