Es la legislación, tanto europea como española, la que nos ofrecen las características para definir los alimentos ecológicos
Cuando aludimos a alimentos ecológicos, nos referimos a aquellos que:
Los alimentos ecológicos no tienen residuos tóxicos, pesticidas, fertilizantes sintéticos, aditivos o conservantes, ni modificaciones genética
Proceden de la agricultura ecológica, la cual utiliza un sistema productivo que garantiza la máxima calidad en todas sus fases.
Tras ver sus características podemos deducir que estos alimentos pueden contener más nutrientes, más vitaminas y minerales que los convencionales, menos cantidad de agua y se conservan mejor. Por ello:
Estos alimentos no sólo son beneficiosos para la salud, también lo son para el medio ambiente. Su proceso de producción es totalmente respetuoso con el entorno natural. Por tanto:
Damos respuestas a las preguntas frecuentes sobre alergias alimenticias con las que nos hemos encontrado en el día a día.
Cualquier alimento es capaz de provocar alergias alimenticias (proteínas). Pero algunos son más frecuentes: pescado, leche, frutos secos…
Aunque existen algunas personas con más predisposición a padecer alergia (personas “atópicas”), cualquiera puede desarrollar una alergia alimenticia.
Pueden aparecer a cualquier edad, aunque es más frecuente en la infancia o juventud. El tipo de alérgeno también influye. En edades tempranas son más frecuente las alergias a leche o huevo; en la adultez son más frecuentes la alergias a pescado, marisco, frutas…
El mecanismo exacto no se conoce con exactitud. Sin embargo, es necesario tomar contacto con el alérgeno en más de una ocasión para que éste acabe dando síntomas. La relación con el alérgeno puede darse sin darnos cuenta: desconocimiento o reacción cruzada.
Podemos sospechar cuando la sintomatología:
Mediante pruebas de piel, análisis de sangre y pruebas de provocación. Con las 2 primeras pruebas se conoce si el paciente está sensibilizado, con la última sabremos si tiene síntomas tras la ingesta del alimento.
Pruebas piel o análisis sangre | Prueba provocación | Estado del paciente |
Normales | No causa síntomas | Normal, tolerancia |
Anormal | No causa síntomas | Sensibilización sin síntomas |
Normal | Sí causa síntomas | Alergia no mediado por IgE (Intolerancia) |
Anormal | Sí causa síntomas | Alergia mediada por IgE |
Sí. Puede deberse a “contaminación cruzada”, por contacto o, incluso por inhalación de vapores al cocinar.
Depende del alérgeno en cuestión. La estructura de la proteína que causa la alergia puede ser destruida con altas temperaturas en algunos casos; en otros, aumentará su capacidad alergénica.
Las “trazas” son pequeños residuos de alérgeno que pueden quedar en un producto (cuando este producto no lleva como ingrediente dicho alérgeno). Se debe a la “contaminación cruzada” que se puede dar en el proceso de elaboración del producto ( instalaciones, maquinaria, polvo en el aire…).
Es prácticamente imposible garantizar al 100% la presencia de trazas (evitar productos con la leyenda: “posibles trazas”)
No. Sólo existen algunas en fase experimental.
Depende de varios factores:
En general, se puede afirmar que “cuanto más severos son los síntomas y más altos son los niveles de anticuerpos IgE, más difícil es su desaparición”
Normalmente ya no vuelve a aparecer. Hay excepciones, aunque se deban a que la desaparición de la alergia no fue tan completa como se creía.
¿Cuestión de salud? ¿Mayor accesibilidad? Sea cual sea la razón, lo cierto es que cada vez más personas consumen bebidas vegetales.
Repasemos algunas de ellas:
La mejor para cocinar y hornear dulces, cremas, batidos, helados, natillas e indispensable para hacer «buttermilk» (se corta con facilidad)
Bebida vegetal más dulce y espesa que otras. Puede usarse con café o cereales; también para salsas, natillas, bechamel y cremas dulces y saladas.
Su textura similar a la leche descremada la hace adecuada para preparar smoothies, pero no para bebidas calientes (demasiado aguada). Su cremosidad ha favorecido la aparición de yogures hechos con esta bebida vegetal.
Su textura es muy adecuada para el café y los cereales de los desayunos. Funciona perfectamente en recetas de repostería que lleven almendras.
Textura muy cremosa. Se suele utilizar para cocinar postres y dulces. Perfecta para hacer helados.
La alergia a legumbres es una reacción ante las proteínas de las legumbres con intervención del sistema inmune.
Entendemos por legumbres o leguminosas, las plantas en las cuales sus frutos están encerrados en vainas.
En la dieta española, las legumbres son un alimento muy usado. Por esta razón, la alergia a legumbres ocupa la quinta posición de alergias alimenticias en niños (7ª en adultos). Es más frecuente en la infancia que en la edad adulta y más en niños que en niñas.
Las especies que más reacciones provocan en España son : lenteja, guisante, cacahuete*, soja y altramuz. Las que menos: judía verde, blanca o pinta.
El cacahuete pertenece a este grupo. Por su alto contenido en aceite, hace que también sea considerado como un fruto seco. Además, provoca reacciones alérgicas muy similares a las que provocan los frutos secos.
Los síntomas no difieren de cualquier otra alergia alimenticia. Observamos
En muchos casos, la carga alergénica de las legumbres aumentan con el cocinado
Una característica de esta alergia es que, las reacciones dependerán de si las legumbres son frescas o secas.
En muchos alimentos vegetales, el calor suele modificar la estructura de las proteínas, disminuyendo así la capacidad alergenica de los mismos. Esto no sucede en las legumbres. En este caso, el calor aumenta la carga alergenica
El único tratamiento preventivo es seguir una dieta exenta del alérgeno en cuestión. En esta alergia es importante destacar que sería conveniente evitar la exposición a los vapores de cocción.
Aunque lo más normal sea consumir la legumbre como tal, hay que tener en cuenta que las podemos encontrar como espesantes y estabilizantes en las industrias alimenticia, textil y farmacéurica. De ahí que insistamos en leer con detenimiento las etiquetas de los productos que vayamos a consumir.
Algunos elementos que se deberían evitar:
Si aún tomando las precauciones anteriores se sufre de una reacción anafiláctica, es necesario recurrir al inyectable de adrenalina.
Existen diversas enfermedades asociadas a la celiaquia (EC). Esta relación se mide porque van asociadas con una «frecuencia mayor a la esperada«.
Un factor decisivo de esta asociación es el retraso en el diagnóstico de la EC y no seguir la dieta sin gluten durante toda la vida. Eso sin contar con las complicaciones graves que se pueden derivar.
Cuando el diagnóstico es tardío o no se sigue una dieta estricta sin gluten, la evolución de la EC puede desencadenar complicaciones realmente graves:
Existen muchísimos casos de intolerancia a la fructosa. Sin embargo, no todos son iguales. La mayoría son casos de malabsorción de la fructosa. Pero hay una patología más seria: intolerancia hereditaria a la fructosa (IHF)
La IHF es una enfermedad hereditaria donde la enzima aldolasa B, encargada de degradar la fructosa (en hígado, intestino y riñones), no funciona correctamente
Nos referimos a un error genético en el metabolismo de la fructosa. Es considerada una enfermedad rara que se hereda de padres a hijos (de carácter autosómico recesivo).
En este caso el problema no surge por «problemas» en la absorción de la fructosa. Ésta es absorbida por las células intestinales. Sin embargo, el organismo no es capaz de metabolizarla correctamente (degradarla). Esta falta de metabolización da lugar a la acumulación de un «producto intermedio» tóxico para el organismo. Tal situación da lugar a una serie de síntomas que mejoran con un buen tratamiento dietético.
Es una patología que se mantiene de por vida, siendo diagnosticada en edad temprana.
Los síntomas suelen aparecer con la introducción de la fruta y verdura en la dieta del niño.
Inmediatamente tras la ingestión de fructosa, se manifestará una sintomatología tal como: nauseas, vómitos, sudoración, letargia, alteración hepática aguda…
Si, a pesar de estos primeros síntomas, se sigue consumiendo productos con fructosa (aunque sea en pequeñas cantidades), podemos encontrarnos con: crecimiento insuficiente, alteraciones hepáticas, dificultades de alimentación y vómitos recurrentes.
Como vemos, son unos síntomas muy particulares que pueden cursar, además, con: convulsiones, ictericia, ascitis… Estos síntomas son más graves cuanta menos edad tiene el paciente.
Para confirmar el diagnóstico de IHF, contamos con pruebas tales como:
El único tratamiento efectivo es seguir una dieta que elimine las fuentes de fructosa, sacarosa y sorbitol. No se debe consumir más de 1-2 gramos de fructosa al día (en sus diferentes formas).
Para seguir una dieta correcta, es necesario conocer qué alimentos contienen esos elementos y leer detenidamente las etiquetas de los productos a consumir (son pocos los productos que se pueden consumir con IHF).
Si se sigue una dieta correcta, la mayoría de los síntomas desaparecerán. Puede persistir la hepatomegalia (aumento patológico del tamaño del hígado) durante meses o años.
Este tipo de dieta suele tener déficit de vitamina C, sería aconsejable tomar suplementos. Tomar una suplementación de ácido fólico podría ser beneficioso. El ácido fólico estimula la actividad de la enzima aldolasa B.
En el mundo vegetal existen proteínas compartidas con capacidad alergenica. Son los denominados panalergenos. Este hecho posibilita que pueda haber reacciones cruzadas en frutas.
Una persona alérgica a frutas y verduras puede presentar reacciones cruzadas entre frutas de la misma familia o de familias distintas.
Por si lo anterior no es suficiente, la alergia a frutas y verduras, está estrechamente relacionada con la alergia al polen (inhalación de pólenes). También tenemos que destacar la asociación existente con las reacciones al látex: síndrome látex – fruta.
Como ya hemos indicado, se dan reacciones cruzadas entre frutas de la misma familia o de familias distintas. Pero ahí no acaba la complejidad de esta alergia alimenticia. Veamos algunas de sus peculiaridades con otras alergias.
Las proteínas de las frutas son muy parecidas a las proteínas que causan la alergia al polen.
La similitud entre esas proteínas, hace que muchos alérgicos al polen pueden presentar síntomas de alergia con la ingesta de ciertas frutas y verduras frescas:
Las frutas contienen algunos antígenos presentes en el látex. De ahí que haya personas alérgicas al látex que desarrollen reacciones alérgicas ante ciertas frutas como: aguacate, kiwi, cereza, plátano, nuez, castaña, fresa, higo y melón.
Debido a la reactividad cruzada de este tipo de alimentos con los pólenes, en el diagnóstico de la alergia a frutas y verduras se pueden dar falsos positivos con frecuencia.
Para evitar esos falsos positivos, es necesario hacer pruebas de exposición bajo condiciones controladas.
Podemos abarcar el tema de la alimentacion emocional desde el plano meramente orgánico. Es indudable que alimentación y emociones, están relacionadas.
La amígdala es la responsable de nuestras reacciones emocionales. Pero será el neocortex quien gestione eficazmente las emociones.
Si existe un desequilibrio en el plano alimenticio, se produce una serie de tóxicos que pasan al torrente sanguíneo. No hay que olvidar que nuestras células cerebrales también recibirán esos tóxicos. Esta situación puede dar lugar a un «total control» de la amígdala sobre las emociones, restando la capacidad de gestión del neocortex.
Sin embargo, queremos abarcar el tema de la alimentacion emocional desde otra perspectiva
La acción de comer no sólo responde a una necesidad fisiológica. ¿Cuántas veces hemos oído «el placer de comer«? ¿Cuántas veces nos hemos puesto a comer por costumbre o por aburrimiento? Cuando las emociones provocan el acto de comer, estamos hablando de alimentacion emocional.
«La alimentacion emocional es el acto de comer originado por sensaciones, estados de ánimo o cualquier estímulo que afecta a nuestras emociones»
Si nos atenemos a esta definición, enseguida nos surge la idea de que es necesario «controlar la alimentación emocional«. Cuando las emociones guían nuestros actos de comer, no nos estamos ajustando a las necesidades reales (hambre real). Es un manera de comer que nos puede llevar a cometer excesos.
Pero, además, es una situación que se acaba convirtiendo en «la pescadilla que se muerde la cola«. Cuando nos asalta una emoción que percibimos como negativa (tristeza, aburrimiento…), queremos combatirla por medio de la comida. En un principio puede parecernos placentero, pero es algo temporal que desencadena otra emoción. Y, de esta manera, el círculo se vuelve a iniciar.
Hemos oído hablar de una relación entre la alergia al huevo y vacunas. Lo cierto es que, si somos alérgicos al huevo, hemos de seguir una serie de recomendaciones en cuanto a determinadas vacunas y determinados medicamentos.
Esta vacuna se incluye en el calendario de vacunas con una primera dosis a los 15 meses y otra entre 4-6 años.
La vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubeola), está fabricada en células de embrión. En este sentido, podría contener algún resto de proteínas de huevo.
Su aplicación se hará en el Centro de Salud en dosis única. Se mantendrá al paciente en observación durante 60 minutos. En el caso de que el paciente haya sufrido anafilaxia tras la ingesta de huevo en alguna ocasión, lo adecuado sería derivar al hospital para su administración.
Sólo está contraindicada cuando se haya sufrido una reacción anafiláctica severa a algún componente de la vacuna o a una dosis previa de la misma.
Hace unos años, se utilizaba una vacuna alternativa (Triviratén®). Ésta se fabricaba de forma distinta y sin restos de proteína de huevo. Se aplicaba a niños alérgicos al huevo. Ya no se suministra pues no ofrecía una buena protección frente a las paperas.
Esta vacuna se cultiva en huevos de gallina, por lo que puede contener una cantidad reducida de proteínas de huevo. Si se es alérgico al huevo, hay que consultar con el médico.
Su administración se hará en el Centro de Salud. La vacuna ha de garantizar que la cantidad de proteína de huevo es <1,2 gramos por mililitro de vacuna. Se administra en dos dosis. Tras la primera dosis, se mantiene al paciente en observación durante 30 minutos. Si no presenta síntomas, se procede a la segunda dosis, tras la que se respetará un período de observación de 1 hora. En caso de reacción, se remitirá al hospital.
Está contraindicada en personas que hayan presentado una reacción anafiláctica severa ante la ingesta de huevo o con dosis previas de la vacuna.
Es una vacuna que se administra si se va a viajar a zonas tropicales.
Puede causar reacciones a personas con alergia al huevo. Por ello, está contraindicada en esta alergia alimenticia.
Si es imprescindible su administración, se remitirá a un centro hospitalario para valoración.
Hay vacunas que contienen proteínas de huevo: algunas antirrábicas o de hepatitis A. En estas situaciones, existen alternativas «sin proteína de huevo«.
Si eres alérgico al huevo, has de optar por estas «vacunas alternativas«.
Determinadas pastillas o medicamentos para infecciones de garganta, contienen lisozima; no estaría mal evitarlas. Pero siempre tras consultar al médico.
El anestésico propofol, también puede contener trazas de huevo. En caso de requerir anestesia con este producto, hay que comunicarlo al anestesista.
En cualquier caso, debemos comunicar al médico que somos alérgicos al huevo SIEMPRE.
Según muchas investigaciones, la dieta vegana se considera una dieta muy saludable. Incluso hay estudios que apuntan a que ayuda a prevenir muchas enfermedades.
Sin embargo, hay que destacar que ha de estar bien planificada para no sufrir carencias nutricionales.
En general, es una dieta cuya base la encontramos en los productos vegetales: verduras, legumbres, frutos secos, cereales… Se prescinde de todo alimento de origen animal.