El aumento de las alergias alimenticias es algo real. Se puede afirmar que se puede ser alérgico a cualquier ingrediente, pero ¿existe la alergia a la carne?
Según las estadísticas, las frutas afectan a un 44,7 % de los alérgicos a los alimentos; los frutos secos un 28,4 %; los mariscos un 14,8 %; la leche un 11,2 %; el pescado un 10 %; y los huevos un 9,8 %. Pero, ¿qué sabemos de la alergia a la carne? Este tipo de alergia existe, pero es bastante atípica.
El mecanismo en este tipo de alergia es bastante complejo.Su conocimiento se lo debemos a las investigaciones del inmunólogo Thomas Platts-Mills (uno de los principales investigadores sobre esta alergia). En el origen de esta alergia, se halla el alfa-gal o molécula Galactosa-alfa-1,3-galactosa (tipo de azúcar que el ser humano no es capaz de sintetizar). Al no estar presente esta molécula en el ser humano, cuando nos ponemos en contacto con ella, nuestro sistema inmune reacciona.
La alfa-gal se encuentra en la saliva de las garrapatas (también en algunos mamíferos). De ahí que la raíz de que se produzca esta reacción, se encuentra en la infección por «la mordedura de garrapata«. Es decir, para desarrollar alergia a la carne roja, la persona previamente ha de ser mordida por una garrapata.
Aún hay mucho que estudiar sobre esta alergia. No todas las personas desarrollan la alergia tras la mordedura de una garrapata (sólo se desarrolla en un 10 %)
Sus síntomas no son inmediatos, sino que aparecen entre 3-6 horas tras la ingesta de la misma. Esta circunstancia dificulta relacionar los síntomas con la alergia. Podemos citar: erupción cutánea, dificultad respiratoria, espasmos cardíacos y, en casos extremos, shock anafiláctico.
Como en toda alergia, el tratamiento consiste en evitar el consumo de carne roja, sobre todo tras sufrir la mordedura de la garrapata.
La supresión de ingesta de carne puede no ser de por vida. Tras 6-12 meses, hay que comprobar si la molécula alfa-gal no está presente en la sangre. Si es así, puede ir probándose la tolerancia. Sin embargo, hay que eliminar de por vida, las vísceras, hígado, riñón y lengua del ganado.